Frustración en el camino: Del choque con el límite al florecer consciente
- Laura Garcia / Awakening Yoga

- 5 jun
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 12 jun
1 · Por qué aparece la frustración
La frustración nace cuando nuestra atención se escapa de nosotros mismos y se posa en lo “exterior”: nos comparamos con la fluidez ajena en una postura, con la constancia que vemos en un compañero de práctica o con la imagen ideal que inventamos de nosotros. Esa comparación activa los kleśas de aferramiento (“quiero esto”) y aversión (“no quiero esto otro”); la mente se agita, el cuerpo se tensiona y aparece el “no puedo”.
En Awakening Yoga proponemos invertir esa ruta: volver al interior, reconocer, honrar y agradecer lo que somos hoy. La práctica deja de ser una carrera hacia un objetivo distante para convertirse en un diálogo presente–presente, sin urgencias ni excusas.
2 · Conocerte: capacidades, limitaciones y proporciones
Siempre hay dos caminos:
1. Frustrarte porque hoy no sucede lo que imaginas, o
2. Abrazar tu punto de partida y tomarlo como base para crecer.
Tres ejemplos personales de reconocimiento y ajuste:
Columna torácica limitada
En mis primeros meses de práctica, mi movilidad en la zona media de la columna era reducida. En vez de frustrarme por no poder abrir el pecho en Camel Pose (Ustrāsana), regresé a una versión de cuatro apoyos donde sentía cada respiración en la espalda. Con ese punto de partida, construí mi camino hasta la versión completa.
Rotación externa de caderas
Mi rotación externa en la cadera estaba lejos de un Half Moon (Ardha Chandrāsana) “clásico”. En lugar de estancarme, transitaba a Half Moon con las manos apoyada en caderas, y practicaba Warrior II (Virabhadrāsana II) a la vez que fortalecía la zona. Con el tiempo, cada microavance me acercó al rango deseado.
Brazos elevados y dolor en hombros
Cuando colapsaba la postura al levantar los brazos en Utkatāsana (Chair Pose), colocaba las manos suavemente sobre las costillas para no sobrecargar mis hombros. Esa variante me permitió respirar y sostener la postura sin compensaciones lesionantes, hasta que mis hombros ganaron fuerza y se habituaron a la apertura.
Conocer tu punto de partida —sin juzgarlo— disuelve gran parte de la frustración: al aceptar dónde estás, puedes construir con compasión, en lugar de empujarte a forzar un resultado ajeno.
2 bis · Frustración y enojo: el mismo fuego con dos nombres
Cuando un tropiezo se etiqueta como “fracaso”, la energía acumulada se torna enojo: hacia la postura, hacia el cuerpo o hacia uno mismo. Ese calor interno suele acompañar el impulso de abandonar justo cuando más necesitamos perseverar. Reconocer la cadena “frustración → enojo” —y desactivarla antes de que crezca— es clave para no perder el curso de la práctica.
Herramientas para transformar enojo en curiosidad
Respiración 4-8 (fuego → calma).
Inhala 4 tiempos, exhala 8 durante un minuto. La exhalación prolongada enfría y regula el sistema nervioso.
Meditación breve del observador.
Simplemente nombra la sensación: “siento enojo”. No te identifiques con él (“no soy enojado”). Al etiquetarlo, le restas poder.
Música amable en Savasana.
Busca un audio luminoso o suave. Combina respiración abdominal prolongada con melodía ligera para reconfigurar el estado anímico.
Cambio de canal consciente tras la práctica.
Elige un estímulo que suavice: una charla ligera, una lectura breve o un paseo al aire libre. Evita contenidos violentos, hipercompetitivos o que revivan tu tensión.
Nutrición pacificadora.
Reduce excitantes (café en exceso, azúcar refinada) y condimentos muy picantes; prioriza verduras de hoja verde, cereales integrales y grasas saludables.
3 · Pregunta brújula: «¿Para qué quiero llegar ahí?»
El “para qué” transforma un obstáculo en una oportunidad de crecimiento:
“Fortalecer la espalda alta me permitirá sostener con integridad mi eventual transición a Crow Pose → Handstand.”
“Abrir mis caderas me ayudará a fluir con más estabilidad entre Half Moon y Warrior II.”
“Movilizar mis hombros reducirá las tensiones que acumulo en la oficina.”
Un propósito interno sostenible alimenta tu energía. La comparación externa actúa como un fuego que se apaga demasiado rápido. Cuando tu “para qué” brota desde el interior, la práctica se vuelve un compromiso amoroso, no una pena autoimpuesta.
4 · Soltar, madurar y regresar
“Soltar” no significa rendirse. Soltar es abrir espacio para madurar las bases que rendirán frutos más tarde. En Awakening Yoga usamos el método S-M-R para convertir cada tropiezo en escalón:
Soltar temporalmente la meta.
Detén la persecución de la versión “perfecta” de la postura.
Madurar otras bases.
Invierte ese mismo esfuerzo en respiración, fuerza central y movilidad auxiliar. Construye tu “campo base”.
Regresar con más recursos y confianza.
Con cada base fortalecida, la meta que antes parecía inalcanzable se convierte en una extensión natural.
Mi ejemplo personal:
Cada práctica termina en felicidad y gratitud, caiga o no. Esa alegría confirma que florecer no es forzar: es permitir. Tu mejor versión nunca será copia; solo puede ser tuya.
5 · Mi experiencia personal
En cada sesión —caiga o no la postura deseada— cierro con felicidad y gratitud. Esa alegría confirma que florecer no es forzar: es permitir. Tu mejor versión nadie te la puede dictar—solo tú decides quién quieres ser hoy. Cuando reconozco que he dado todo lo que tenía en el mat, sin exigencias externas, mi práctica culmina en un estado de calma que trasciende las asanas.
6 · Invitación a la práctica
Registra tu “realidad presente”.
Toma una foto o escribe sobre la postura o transición que hoy te frustra.
Describe exactamente la sensación: dolor, tensión, miedo, vacío…
Formula tu “para qué”.
¿Qué valor tangible agregará dominar esa postura a tu vida cotidiana?
¿Fortalecerá tu espalda, liberará tu mente, sanará alguna emoción retenida?
Diseña dos variantes accesibles.
Ajustes que honren tu punto de partida: bloques bajos, rango reducido, apoyo de rodillas o manos en caderas.
Comprométete a practicarlas tres veces por semana durante un mes.
Enfría el fuego del enojo si aparece.
Practica la Respiración 4-8 durante un minuto completo.
Cambia de canal: elige una música luminosa, una lectura ligera o un breve paseo que desvíe tu mente.
Revisa y celebra.
Al cabo de un mes, repite foto o descripción de la postura. Observa el progreso real.
Escribe tres frases:
«Hoy reconozco que avancé en…»
«Honro la paciencia que me permitió…»
«Agradezco la oportunidad de seguir creciendo en…»
La frustración volverá a visitarte más de una vez. Tu tarea es transformarla en maestra. Con respiración consciente, un propósito claro y compasión, cada límite indica la próxima avenida de expansión. Florecer no es acelerar: es confiar en tu propio ritmo.
Mantra final para la práctica
Reconozco mi punto de partida → Honro mi proceso único → Agradezco la oportunidad de crecer en silencio
“La práctica consciente no mira afuera; vive en la profundidad silenciosa que nace cuando dejas de comparar y comienzas a mirar hacia adentro.”
“Cada caída enseña. Cada respiración renueva. Cada pasito hecho con amor invierte la energía de la frustración en curiosidad y voluntad de seguir.”
¡Felicidades por dar este paso!
Con este capítulo tienes la llave para detectar la semilla de la frustración y transformarla en pura sabiduría interior. Cada vez que te levantes en el mat, recuerda que el viaje —con sus altos y bajos— es tu mejor maestro. Respira, sonríe y sigue.
Conclusión
La frustración no es un obstáculo que debas evitar, sino un maestro que te indica dónde pone foco tu atención. Cada vez que comparas tu línea de tiempo con la de otra persona, tu energía se dispersa y tu práctica pierde su esencia: la conexión contigo mismo. En lugar de desechar ese “no puedo”, acéptalo como punto de partida. Reconoce tu estado con honestidad, honrando el esfuerzo que te trajo hasta aquí, y agradece la oportunidad de aprender de cada límite.
Tu mejor versión no está en la forma externa de una postura, sino en la presencia que cultivas con cada inhalación y exhalación.
Recuerda:
La respiración larga enfría el fuego del enojo.
La intención transforma la comparación en curiosidad.
La compasión contigo mismo hace de cada caída un peldaño de crecimiento.
Florecer no es acelerar: es confiar en tu propio ritmo, honrar tu camino y celebrar cada milímetro de avance. Vuelve al mat, respira… y permite que la frustración sea la chispa que enciende tu próxima avenida de expansión.
Laura García
Awakening Yoga 🪽



me encanto esta lectura! gracias por compartirla!!
cariños, belen😍